Las pocas películas
que he visto en el cine
desde la adolescencia
ha sido en salas medio vacías.
La música que me gusta
raramente alcanza
los primeros puestos
en las listas de ventas.
Mis escritores favoritos
nunca serán ricos ni famosos
ni aspiran tampoco
a un sillón de la Academia.
Mi equipo ganó un par de competiciones menores
cuando yo era crío
y desde entonces sobrevive
hundido en la miseria futbolística.
Los escasos partidos políticos
a los que he votado alguna vez
nunca asaltarán los cielos
o ya no quedará nada que repartir.
Con lo que me cuesta
elegir un producto en el supermercado
y al final siempre lo acaban retirando
de las estanterías.
Definitivamente, no pienso ir al cine
ni a ver a mi equipo
ni a votar
ni a comprar nada más.
Salvo algún disco.
Me dedicaré a escribir
y a esperar
la justicia poética.
