
Ecos de risas y gritos
de pasodobles y música rock
y de chumba-chumba.
Ecos de besos y poemas
retumban en tus entrañas
de piedra arenisca.
Ecos de historias fabulosas resuenan en tus cuevas
cuando se apaga el ruido de los motores diesel
y el zumbido de los televisores.
Un castillo, un palacio, una iglesia, una ermita.
Casas humildes, casas en ruinas, casas de fin de semana.
Un jubilado se cultiva una razón de vivir en el huerto
y otro se la gana al guiñote
junto al café, la copa y el puro.
Se podría llenar un pantano con la saliva
el sudor y las lágrimas
y con todo el alcohol consumido
en tus dos kilómetros cuadrados.
Se llenará tu cementerio
de infancias y adolescencias allí transcurridas
de veranos luminosos y lentos
de chapuzones y truchas
de tormentas y caracoles
de imaginación que desemboca en desidia
de melancolía por un presagio del invierno.
Se llenará tu basurero de restos de comilonas
de botellas vacías y colillas de cigarrillos
una bicicleta y un car casi nuevos
y una tele vieja apedreada.
1 comentario:
precioso primi...
pocos entienden lo que este paisaje de arcilla nos hace sentir...
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