La rutina de los besos,
y la de los abrazos,
sobre todo los de piernas.
La rutina de dormirnos abrazados.
Tu espalda contra mi vientre.
Mis brazos sobre tu pecho.
La rutina de los desayunos,
yo preparo el café
y tú untas las tostadas.
La rutina del vermú.
Un par de cervezas o de vinos blancos
y un picoteo.
Y dos cigarritos.
La rutina del sábado noche.
Alguien dice que la última.
Yo, que la ultimísima.
Y tú, que la definitiva.
La rutina del sexo.
Tú que por la noche.
Yo que por la mañana
y por la noche.
Como el sabio
del segundo derecha
diría:
hay rutinas y rutinas.
miércoles, 28 de abril de 2010
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