domingo, 9 de julio de 2017

Viñeta nocturna



Estamos volviendo a casa
y voy conduciendo de noche
por una oscura carretera secundaria
lánguida y misteriosa.

Afuera es invierno
y nos sumergimos en la niebla
como quien entra en un mar gaseoso
de helada flora espectral.

Apenas hay luna
y el paisaje queda rápidamente
sumido en la sombra
que duerme al otro lado de los faros.

La música se filtra dulcemente
por nuestros oídos 
y por cada rendija del coche
hasta disolverse en la nada más absoluta.

Las veo dormir plácidamente por el retrovisor
moviendo la cabeza al compás en cada curva
y no puedo dejar de sonreír
hasta que se me hace mueca.

A cada vuelta del cuentakilómetros
el paisaje que va quedando atrás
es ya territorio conquistado.
Helada tierra quemada.

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