Como una hoja
llevada por el viento
Tras dejar el trabajo, donde es un desconocido y donde
sus funciones son un misterio incluso para él, camina
por las calles débilmente iluminadas y callejones oscuros
hasta su habitación al otro extremo de la ciudad, en
la parte trasera de un ruinoso edificio de apartamentos.
Es invierno y camina encorvado y con el cuello del
abrigo subido. Al llegar a su habitación, se sienta a una
pequeña mesa y mira el libro abierto frente a él. Sus páginas están en blanco, por lo que puede observarlas fijamente
durante horas.
Poema de Mark Strand extraído de Casi invisible (Visor, 2012) y traducido por Julio Trujillo.
viernes, 6 de febrero de 2015
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