No recuerdo qué años tenía pero era crío e íbamos en coche al pueblo como todos los fines de semana. Mi hermana iba detrás de mi madre y yo detrás de mi padre, que conducía, como siempre. De repente, me acerqué al asiento y le tapé los ojos con mis manos durante unos segundos. No le hizo ni puta gracia, os lo puedo asegurar. Mi padre llevaba unas gafas de sol a lo Cobra, de las que se llevaban entonces, y no pude ver sus temibles ojos azules pero estoy seguro de que si no hubiésemos ido en marcha hubiera sido la primera vez que mi padre me zurrase. No tengo ni idea de por qué lo hice pero creo recordar que sonreía mientras le tapaba los ojos. Quizá simplemente fue una broma fallida o quizá quería demostrarle que no lo tenía todo tan controlado como él pensaba pero no lo sé, no lo recuerdo.
miércoles, 9 de marzo de 2016
El viaje a ninguna parte
No recuerdo qué años tenía pero era crío e íbamos en coche al pueblo como todos los fines de semana. Mi hermana iba detrás de mi madre y yo detrás de mi padre, que conducía, como siempre. De repente, me acerqué al asiento y le tapé los ojos con mis manos durante unos segundos. No le hizo ni puta gracia, os lo puedo asegurar. Mi padre llevaba unas gafas de sol a lo Cobra, de las que se llevaban entonces, y no pude ver sus temibles ojos azules pero estoy seguro de que si no hubiésemos ido en marcha hubiera sido la primera vez que mi padre me zurrase. No tengo ni idea de por qué lo hice pero creo recordar que sonreía mientras le tapaba los ojos. Quizá simplemente fue una broma fallida o quizá quería demostrarle que no lo tenía todo tan controlado como él pensaba pero no lo sé, no lo recuerdo.
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